Quienes
cuidamos bien una relación sana con nuestro hermano no podemos evitar un grato
escalofrío de emoción al leer el aprecio con que Joe Henry habla de su hermano
David. Al menos lo ha hecho dos veces a través de la red Facebook. La última,
con motivo de los 60 años que cumple su hermano mayor. Como el mayor de dos que
soy, me incluyo entre quienes se conmueven con algunas de estas palabras.
“No necesitaba ningún otro nombre que no fuera el de ‘hermano’, el nombre que identificaba su puesto en mi vida, el único que señalaba de antemano el rol que debía jugar y continúa haciéndolo: consejero y defensor, benévolo contendiente y definitivo tornasol”.
“Compartimos habitaciones y ambiciones: amigos, libros y discos, café, humo y viajes; auténticas pérdidas y ganancias imaginarias”.
“Por rutina, todavía saco libros de
mis estantes que llevan su nombre en la cubierta, escritos en letra cursiva de
bolígrafo BIC azul, solo para que me recuerden cuánto fue él responsable de mi
educación básica, cuánto orientó mi manera de ver las cosas”.
David y Joe
Henry escribieron hace cinco años Furious cool, una sabrosa biografía de
Richard Pryor, el célebre cómico norteamericano, ácido, incorrecto y autodestructivo,
al que tanto admiraron ambos.
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