miércoles, 29 de noviembre de 2017

DESDE SUIZA, SHUFLETOWN

Es el tercer disco de Joe. Me llegó estos días desde Suiza a través de Amazon. Es una copia usada en buen estado con unas letras, las mismas, pintadas con rotulador negro en la cubierta del libreto interior y en el propio CD. Desde un punto inconcreto de Suiza llegó Suffletown a casa para seguir completando la colección. No tengo urgencia por acabar la discografía y contemplarla con sus copias originales en uno de los estantes del salón. Me faltan pocos álbumes, que llegarán. Son obras lejanas, sus primeros trabajos, que escuché hace tiempo y que me gustaron menos que lo que grabó desde mediados de los noventa. Me falta por palpar Talk of heaven y Murder of crows, y Short man’s room y Kindness of the world. De Trampoline encontré una copia en una tienda de segunda mano en Munich. De Fuse compré una original en Amsterdam. Scar, Civilians y Blood from stars los compré en la misma tienda de discos de mi ciudad, por la que hace mucho tiempo que no voy. Thrum, Tiny voices y Reverie cayeron a través de Amazon también. Invisible hour apareció casi sin querer en un HMV de Southen-on end. Y los viajes en tren con Billy Bragg los adquirí en Barcelona.

Shuffletown, desde Suiza, era el único disco de Joe que me faltaba por escuchar. Produce su amigo y mentor T Bone Burnett en 1990. Se advierte al Joe Henry creador de envolventes canciones, pero distante aún del profundo compositor que es hoy, con preferencia por el contrabajo y la acústica y más inclinado al rock y al country. Un disco irregular, pero para mí de gran valor.

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