Fin de año,
momento para el repaso. En el universo Joe Henry, el autor completó su excepcional
Thrum, plagado de magníficos temas (ese River floor, ese Blood of the forgotten
song). Al recordar las otras obras que llevaron el sello de Joe a lo largo de
este año (las de Rose Cousins, Lizz Wright o Son of the Velvet Rat), y a la
espera de que en los próximos meses podamos escuchar lo nuevo de Amy Helm, Guy
Pearce, Steep Canyon Rangers, Milk Carton Kids y Joan Baez, me quedo con este
soberbio tema de Rose Cousins, Chains, incluido en su álbum Natural Conclusion, como la
mejor canción que pasó por las manos de Joe. Una gozada.
sábado, 30 de diciembre de 2017
viernes, 15 de diciembre de 2017
NEW ORLEANS
Poco
a poco y sin prisa adquiriré la producción completa de Joe Henry.
Ese es mi propósito. Me refiero a su obra propia y a la que ha
producido: en formato original, con su información en los libretos y
el olor de las páginas al pasarlas. Una de las últimas
incorporaciones a la colección es Our New Orleans 2005, un disco
benéfico para las víctimas del huracán Katrina que inundó una
parte de la ciudad de New Orleans en agosto de aquel año. Joe
produce cuatro de los 16 temas interpretados por músicos locales
como Allen Toussaint, Dr. John, Irma Thomas, Eddie Bo, la Preservantion Hall Jazz Band o Dirty Dozen
Brass Band.
Con
el cd en las manos mis reflexiones toman caminos diferentes. Las
ganancias netas por la venta de este álbum serán donadas a Habitat
for Humanity para ayudar a los más afectados por el Katrina. Doce
años después del devastador huracán, ¿llegarán parte de las diez
libras que me costó el disco a través de Amazon a esa organización
para que den alguna utilidad a quienes fueron tan castigados por la
naturaleza?
Our
New Orleans 2005 llegó a mi buzón ayer, casi dos meses después de que
lo comprase online. No suele tardar tanto el producto en alcanzar su
destino tras valor sobre Europa o cruzar el Atlántico. No salió
desde muy lejos, estaba guardado en un almacén de un edificio
logístico a las afueras de Harmodsworth, pocas millas al norte del
aeropuerto londinense de Heathrow. Hoy, ya, en el santuario de Joe.
miércoles, 29 de noviembre de 2017
DESDE SUIZA, SHUFLETOWN
Es
el tercer disco de Joe. Me llegó estos días desde Suiza a través
de Amazon. Es una copia
usada en buen estado con unas letras, las mismas, pintadas con
rotulador negro en la cubierta del libreto interior y en el propio
CD. Desde un punto inconcreto de Suiza llegó Suffletown a casa para
seguir completando la colección. No
tengo urgencia por acabar
la discografía y contemplarla con
sus copias originales
en uno de los estantes del salón. Me faltan pocos álbumes, que
llegarán. Son obras lejanas, sus primeros trabajos, que escuché
hace tiempo y que
me gustaron menos que lo que grabó desde mediados de los noventa.
Me falta por palpar
Talk of heaven y Murder of crows, y Short man’s room y Kindness of
the world. De Trampoline encontré una copia en una tienda de segunda
mano en Munich. De Fuse compré una original en Amsterdam. Scar,
Civilians y Blood from stars los compré en la misma tienda de
discos de mi ciudad, por la que hace mucho tiempo que no voy. Thrum, Tiny
voices y Reverie cayeron a través de Amazon también. Invisible hour
apareció casi sin querer en un HMV de Southen-on end. Y los viajes
en tren con Billy Bragg los adquirí en Barcelona.
Shuffletown,
desde Suiza, era el único disco de Joe que me faltaba por escuchar.
Produce su amigo y mentor T Bone Burnett en 1990. Se advierte al Joe
Henry creador de envolventes canciones, pero distante aún del
profundo compositor que es hoy, con preferencia por el contrabajo y
la acústica y más inclinado al rock y al country. Un disco
irregular, pero para mí de gran valor.
lunes, 6 de noviembre de 2017
SANGRE SOBRE THRUM
“Escribimos
sobre la proximidad: yo y tú, nosotros y Dios, la esperanza y el
miedo, la oscuridad y la siguiente luz, nuestra
vidas chispeantes y la percepción de su final”.
Como
tú, hay alguien que en el mismo tiempo, unos pocos días, le ha
prestado a Thrum casi cuatro horas de su vida. Mientras la noche te
envuelve en el último paseo del día que os dais tu perro y tú; en
la quietud de una habitación que ilumina una tenue lámpara junto a
una botella de vino. Tú le has dicho antes que ese es el tiempo que
le has dado al nuevo disco de Joe Henry para pasarle la lengua por
encima y frotar los labios, darle un bocado y masticarlo con calma,
llevarlo al fondo de la garganta y tragarlo, expulsar el aliento que
desprende su agradable sabor. Y él te cuenta que ha hecho lo mismo,
a su manera, y que además la música de Thrum le introduce en un
clima y le transmite unos pensamientos que le encantan tanto como a
ti. La música, que avanza como el cauce del río de sangre que nos
une.
“Os
ofrezco estar once canciones como la madera al fuego; fueron creadas
para que se consumieran”.
jueves, 26 de octubre de 2017
HOY, THRUM
Meses de expectación, semanas, días… Primero podemos escuchar un tema, después otro, más tarde todo el disco al alcance… Y hoy es el día oficial en el que está a la venta Thrum. Vamos quedando pocos, los que aún echamos mano de la cartera para llevarnos un disco a casa bajo el brazo o esperamos a recibirlo con impaciencia en el buzón.
Thrum
al cubo ya. Tres escuchas de concentrada dedicación, la música que
nada por sus 55 minutos y nada más. Para compararlo con sus
hermanos, para descubrir la marca de fábrica, para entrar y pasear
por sus canciones, para dejarse sorprender por lo inesperado o
regocijarse con la excelencia prevista, para caer
en una hora de hipnótico éxtasis.
Una,
dos y tres veces crees
ver a Joe y a
los demás (Jay, David,
Patrick, Levon, Ryan…) creando
música flotante en la quietud de una habitación, en horas que no
terminan encogiendo y estirando palabras, cabalgando percusiones,
bordando ritmos palpitantes, barnizando el eco de la teclas, a saltos
desde los pulmones con sutiles brisas o aires estrujados. Así se fabrican 11
canciones que nos apartan un rato del mundo.
A
veces me parece escuchar canciones que habrían encajado bien en Tiny
voices o en Reverie. O creo que una y otra se descartaron en su
momento de Invisible hour. Pero tras la segunda y la tercera escucha
de todo Thrum siento las 11 canciones como un nuevo mensaje propio y
auténtico, un estado de ánimo diferente que de tanta satisfacción
me deja sin palabras.
Sí,
Joe Henry, el mismo, el de siempre pero diferente. La música en sus
manos se muestra abierta a alcanzar emociones placenteramente
escalofriantes.
lunes, 16 de octubre de 2017
STUDIO B
Una gran
parte de los discos producidos por Joe Henry en los últimos quince años se
grabaron en Garfield House, en el sótano de la casa en la que residía en South
Pasadena hasta comienzos de 2015. Desde la mudanza sus grabaciones se han hecho
en otros estudios. Thrum, su decimocuarto álbum, se grabó en cuatro días de
este año entre febrero y marzo en uno de los cuatro estudios de United
Recording, el estudio B. Joe y pocos músicos captaron en vivo la esencia de la
música que ha querido guardar en su último trabajo en una gran sala concebida
para la interacción de medio centenar de instrumentistas. Allí, en mitad de la
kilométrica Sunset Boulevard de Hollywood, han grabado entre todos Beck,
Radiohead, Father John Misty, Alabama Shakes, James Taylor y Paul McCartney.
domingo, 24 de septiembre de 2017
LUÍSA
Un
día leí (no recuerdo dónde pero no fue en ninguno de los espacios
donde habitualmente me entero de la actividad de Mr. Henry) que Joe
estaba produciendo un disco a la cantautora portuguesa Luísa Sobral.
Desconocía quién era esta mujer hasta ese momento y entré en su
página en internet para saber de ella y poder escuchar su música,
una mezcla de pop y folk de tono naive con cierto aire de fado. No
había noticias sobre su nuevo proyecto. Más tarde muchos empezamos
a oír el nombre de Luísa Sobral por ser quien había compuesto la
canción Amar pelos dois, con la que su hermano Salvador Sobral ganó
el último Festival de Eurovision. El caso es que pasó el tiempo y
nunca más volví a saber de aquel supuesto disco que la chica había
grabado con Joe, que ni siquiera la web oficial del músico recoge
entre sus producciones. ¿Una colaboración fantasma, un proyecto
fallido?
Entonces
descubro ahora que aquel disco sí se grabó, en efecto. En 2016 en
Los Angeles. Luísa, se titula. Y lo escucho entero en la web de Luísa. Y suena bien,
muy bonito, relajante y sensual, cantado en inglés, portugués y
francés; pues eso, pop-folk con el fondo musical con el sello Joe Henry fácilmente
distinguible, la percusión fina de Jay Bellerose y el clarinete
sedoso de Levon Henry. Otro acierto. Otro disco que hay que buscar
para el santuario.
miércoles, 13 de septiembre de 2017
JOAN & AMY & LIZZ
A
lo largo de este año Joe Henry ha trabajado, trabaja y trabajará
con Joan Baez, Amy Helm y Lizz Wright. Tres mujeres, tres mundos,
tres artistas que se han dejado guiar por el timón al que Mr. Henry
ha echado mano desde el puente de mando.
El
primero de los discos que ya se puede escuchar íntegro es el
delicioso Grace, el sexto trabajo de Lizz Wright, con el que la
sensual cantante se ha
recuperado de una línea de obras previas, las más recientes,
carentes de sustancia. Amy Helm, Joe y una tropa de músicos pasaron
una semana juntos para grabar el segundo álbum de la cantante,
compositora, mandolinista e
integrante de la estupenda banda Ollabelle tras
el magnífico
Didn’t it rain de
hace dos años. Y Joan Baez no necesita ninguna presentación: la
importancia inspiradora de su figura desde los lejanos años sesenta
se expande por haber escogido a Joe Henry para que le produzca a los 76 años el que
ha anunciado que será su último disco de estudio.
domingo, 10 de septiembre de 2017
BELIEVER IN THRUM
Believer
es el primer tema que Joe Henry ha dado a conocer de su próximo
álbum, Thrum, el decimocuarto de una discografía propia como autor
que comenzó en 1986. El 27 de octubre se pondrá a la venta. La
primera impresión que me produce la nueva canción es que podría
encajar en los dos discos anteriores, Reverie (2011) e Invisible hour
(2014), ya que desprende el mismo aire que cubría densamente ambos
trabajos. Suena muy bien, desde luego, y avanza un álbum prometedor.
Como es habitual en su obra reciente, a Mr. Henry le acompañan
músicos cercanos y de su más estrecha confianza, entre ellos el
percusionista Jay Bellerose, el bajista David Piltch, Patrick Warren
en las teclas y su hijo Levon Henry con
el saxo, el clarinete y otros instrumentos de viento. Thrum fue
grabado en dos días de febrero y otros de marzo pasados en
Hollywood. Graba y mezcla, cómo no, Ryan Freeland. Ansiosa espera…
Aquí
tenéis Believer.
viernes, 8 de septiembre de 2017
MR. JOE HENRY
No
hay semana en la que no navegue más de una vez por la Red en busca
de noticias, artículos, entrevistas o referencias sobre Joe Henry.
Se ha convertido en una rutina querer estar informado de cuanto
ocurre alrededor de Mr. Henry, al menos de aquello de lo que dan
cuenta su web oficial, páginas de medios de información general y
de revistas especializadas, blogs, reseñas, críticas, foros y demás
plataformas, incluidos los perfiles del propio músico en sus cuentas
de Internet.
Proyectos, colaboraciones,
nuevas producciones, actuaciones, opiniones que de él tienen músicos
con los que trabaja, opiniones qué él expresa sobre autores que
admira o con los que se asocia, breves o extensas reflexiones suyas
sobre la creación musical o sobre cualquier asunto… Todo eso me
interesa y todo eso busco. Hasta este punto llega hoy mi atracción
por Joe Henry, uno de mis músicos de cabecera, uno de los más
ricos, exquisitos, brillantes y personales autores y productores
musicales que tengo el placer de escuchar.
Su sello, su huella, me
fascina de un modo tan adictivo que hace que a veces me imagine cómo
administra su tiempo para trabajar sus discos y los de los músicos a
los que produce; cómo cuida o mima las obras que pasan por sus manos
hasta convertirlas en trabajos creativos completos, íntegros,
rebosantes de íntimo sentido; o incluso cómo se comporta en su vida
cotidiana haciendo cosas comunes a todos.
En su docena de discos desde
mediados de los años ochenta y en las numerosas producciones que lo
han juntado con nombres de la talla de Solomon Burke, Bettye LaVette,
Mavis Staples, Elvis Costello, Ramblin’ Jack Eliott o Bonnie Raitt
y con variados e interesantes solistas y formaciones como Hayes
Carll, Birds of Chicago, Rose Cousins, Carolina Chocolate Drops, Mary Gauthier o Meshell
Ndegeocello, encuentro música pura y pasional, de una autenticidad
poderosa. La satisfacción que me causa la he reflejado en varias
ocasiones en posts aparecidos en el blog Tribeca Sessions.
Mi sano vicio por seguirle el
rastro a Mr Henry y estar al corriente, en la medida de lo posible,
de su actividad musical me ha animado a iniciar este humilde espacio
donde compartir la devoción por el músico. Este blog no pretenderá
ser un Gran Hermano de estrecha vigilancia de cada paso dado por Joe
Henry, tampoco quiere ser un refugio reservado para el fanatismo
extremo, sino convertirse en un cuaderno de apuntes donde volcar
aquello que me emociona y me gusta tanto del trabajo del músico
norteamericano, y que, por eso, considero digno de compartir.
No tengo claro qué forma
concreta darle a este blog, la verdad. No me preocupa carecer de
orden o de criterio en lo que a continuación aparezca escrito sobre
Joe Henry y su universo musical. La letra de una canción, un vídeo,
una respuesta en una entrevista, el comentario de un disco, una
anécdota, un dato, una sensación, un músico… lo que sea vale de
contenido. Voy a dejar que su música y las emociones que de este
modo tan personal despierta en mí sigan siendo mi inspiración para
llevarnos por este cautivador recorrido.
Bienvenidos
a Please Mr. Henry. Disfruten
todos: los que ya lo hacen con Mr. Henry y los que aún no lo han
experimentado.
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